Santos explicó que sus papás son pastores por lo que la llebavan a la iglesia con ellos. Sin embargo, acepta que aunque creía en Dios, nunca estuvo completamente entregada a una vida religiosa.

"Las cosas de Dios yo sé que no se juega, pero, iba a la iglesia es una cosa, pero otra de que yo sea cristiana. Sí soy todavía porque yo sé que Dios todavía me cuida en cualquier cosa mala que yo ande", inició contando la catracha.

Y antes de hablar sobre parte de su niñez y adolescencia en Honduras, agregó: "La gente todo lo saca de contexto, porque realmente no es como ellos piensan. De que yo estaba allá y predicaba, no hacía eso, nada más iba a la iglesia".

Una niñez y adolescencia rebelde

La catracha tenía entre 13 a 14 años cuando recuerda los inicios de su rebeldía, pues como todo joven, ella quería "comerse el mundo".

"Mi niñez fue bonita, no me arrepiento de lo que yo pasé en Honduras, pero la verdad sí pasé muchas cosas feas. Hasta me escapaba, me iba para Tegucigalpa, me iba para San Pedro (Sula) a escondidas de mis papás. No tuve una vida bonita o una niñez bonita, porque por lo mismo sufrí algunos maltratos, por mi rebeldía", relató.

La desobedencia de la joven llegó al punto al que no iba a su casa a la hora que debía y mucho más, algo por lo que sus padres tomaron la decisión de enviarla a los Estados Unidos.

Llegó a Estados Unidos

Santos migró a los Estados Unidos cuando tenía 17 años, estuvo en migración durante tres meses porque no tenía ningún familiar que la recibiera en su hogar. Después, la catracha logró vivir con una prima en New Jersey porque ella era la única que tenía papeles legales en el país norteamericano.

Sin embargo, la relación entre ellas no fue la mejor. La olanchana se peleó con su prima porque ella "la obligaba a estudiar" y a "trabajar".

"Era difícil porque yo me levantaba a las 6:00 de la mañana a bañarme para ir a la high school y salía tipo 3:00 de la tarde. Trabajaba de mesera en un restaurante, no tenía carro, en ese tiempo me iba caminando por las vías del tren", relató.

Santos tenía 17 años aún, su trabajo como mesera culminaba a la 1:00 de la madrugada.

Viral en TikTok

Con el tiempo la catracha se mudó al estado de Connecticut. Las personas la comenzaron a conocer porque ella publicaba vídeos en TikTok, red social en la que tenía 76 mil seguidores.

En sus vídeos se mostraba trabajando en un car wash, donde le pagaban a 11 dólares (276 lempiras) la hora y trabajó durante dos años en ese lugar.

Abusada sexualmente

"Era muy difícil para mí porque cuando trabajas para alguien, te tratan como quieren. En Connecticut, sufrí muchos abusos sexuales, fui abusada. Y fue por ese motivo por el que yo arreglé papeles en los Estados Unidos y fue algo difícil porque estar con alguien que tú no quieras es horrible", contó Santos con un tono de voz en la que reflejó su dolor.

Después la hondureña se mudó al Estado de Lusiana, en ese momento ya tenía 19 años y trabajó como pintora. Y lamentó que la mayoría de empleadores con los que laboró quisieron abusar de ella.

"Tengo dos reportes policiales, cuando tú haces un reporte con un policía de abuso sexual, pero todavía ellos no están en la cárcel porque todavía están trabajando (en el caso). Aquí es un procedimiento grandísimo", dijo Santos mientras explicó que está en proceso de conseguir sus documentos legales en Estados Unidos tras las terribles experiencias que vivió.

Hasta este día, Santos no había hablado sobre los abusos sexuales que vivió, incluyendo a sus padres pastores.

En la otra parte de esta entrevista, la olanchana nos habla sobre la relación que tiene con el padre de su hija de a penas 4 mesesde nacida y la depresión posparto que la hizo tomar la decición más difícil de su vida.

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