Las alfombras de aserrín, ícono de la Semana Santa en Honduras, son mucho más que un espectáculo visual: son una manifestación profunda de fe, arte y tradición.
Este año, más de 600 metros lineales de alfombra decoran la avenida Colón en Tegucigalpa, en un despliegue que rinde homenaje a la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.
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Desde muy temprano, decenas de voluntarios trabajaron incansablemente durante la madrugada para dar vida a estas coloridas obras, elaboradas con aserrín teñido y moldes preparados con meses de anticipación.
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Honduras se viste de color con las tradicionales alfombras de aserrín en Semana Santa.
La licenciada Ana Jerez, subgerente de Turismo de la Alcaldía Municipal, explicó que este esfuerzo comenzó hace más de cinco meses: “Diseñamos los moldes, preparamos el aserrín y planificamos cada detalle.
Es un trabajo arduo, pero lo hacemos con amor y devoción”.
El Viacrucis, que recorre las 14 estaciones desde la Catedral de San Miguel Arcángel, inicia su trayecto sobre estas alfombras, que serán exhibidas durante todo el día.
Además, los visitantes pueden disfrutar de una feria gastronómica en el Parque Central, con platillos típicos del verano.
La tradición de las alfombras de Semana Santa en Honduras se remonta a 1963, cuando Miriam Mejía de Zapata elaboró la primera frente a la Catedral de Comayagua.
Alfombras de Semana Santa en Honduras
Desde entonces, esta expresión de arte efímero se ha extendido a otras ciudades como Danlí, Copán, El Paraíso y Santa Lucía, consolidándose como una de las prácticas culturales más significativas del país.
Comayagua, considerada la capital del turismo religioso hondureño, acoge cada año a miles de turistas nacionales e internacionales, atraídos por la belleza y simbolismo de estas alfombras que, aunque efímeras, dejan una huella imborrable en la memoria de quienes las contemplan.
En diferentes puntos del país, como la ermita de Suyapa y el cerro Juan Laínez, también se están elaborando alfombras, mientras que la Alcaldía ha organizado proyecciones de películas religiosas durante la noche para acompañar este ritual colectivo de fe y arte.
Esta Semana Santa, las calles se tiñen de colores y espiritualidad, invitando a locales y turistas a sumergirse en una experiencia única de turismo religioso en Honduras.