La palabra apocalipsis puede sonar aterrador, pero en realidad puede presentarse de muchas formas: religioso, tecnológico, nuclear, ecológico o incluso alienígena. Cada uno trae sus propios retos para sobrevivir. Conocerlos nos permite imaginar cómo protegernos y planear con antelación.
La ubicación geográfica es clave para aumentar las posibilidades de sobrevivir. Montañas aisladas, islas remotas o búnkeres subterráneos ofrecen ventajas frente a ciertos desastres. Sin embargo, cada apocalipsis requiere estrategias diferentes para aprovechar estos refugios.
Algunos lugares destacan por su resistencia natural: bosques densos, zonas montañosas o regiones con recursos abundantes. Estos espacios no solo ofrecen protección física, sino también suministro de agua y alimentos. Explorar estas opciones despierta la imaginación y la curiosidad sobre la supervivencia en el fin del mundo.
Estos lugares podrían sobrevivir a un apocalipsis
Islas remotas
- Por qué sobreviven: el aislamiento natural protege de pandemias y el océano actúa como barrera frente a amenazas humanas. La autosuficiencia de recursos y un clima adecuado son esenciales.
- Ejemplos: islas como Tristan da Cunha o partes de la Polinesia, capaces de sostener agua y alimentos de manera independiente.
Áreas montañosas
- Por qué sobreviven: su altitud ayuda a evitar inundaciones y el terreno difícil de recorrer sirve como barrera natural frente a amenazas.
- Ejemplos: Los Andes en Sudamérica o los Alpes en Europa, con poblaciones autosuficientes y refugios naturales.
Refugios en cuevas o sitios subterráneos
- Por qué sobreviven: protegen de radiación y fenómenos climáticos extremos, manteniendo temperaturas estables.
- Ejemplos: cuevas en el Parque Nacional de Carlsbad, EE. UU., o el sistema Waitomo en Nueva Zelanda.
Búnkeres subterráneos
- Por qué sobreviven: están diseñados para resistir explosiones, radiación y ataques biológicos. Pueden estar a varios metros bajo tierra, protegiendo de desastres nucleares, químicos o biológicos.
- Ejemplos: búnkeres privados, militares y gubernamentales como el Bunker de Cheyenne Mountain en EE. UU. o el Global Seed Vault en Svalbard, Noruega.
Biodomos y arcas de semillas
- Por qué sobreviven: diseñados para conservar la vida y resistir condiciones extremas, permiten producción de alimentos y preservación de especies en entornos controlados.
- Ejemplos: arca de Semillas en Svalbard y Biosfera 2 en Arizona, simulando ecosistemas autosuficientes.
Instalaciones autónomas de energía y agricultura
- Por qué sobreviven: generan su propia electricidad y alimentos, funcionando independientemente del exterior.
- Ejemplos: granjas verticales y eco-aldeas autosuficientes en países como Japón o Dinamarca.
Bases militares submarinas
- Por qué sobreviven: protegen contra ataques nucleares y contaminación, y producen oxígeno y alimentos mediante hidroponía.
- Ejemplos: bases militares secretas y proyectos de ciudades submarinas adaptables a supervivencia.
Barcos o comunidades marinas
- Por qué sobreviven: pueden moverse para evitar amenazas y acceder a recursos marinos de agua y alimentos.
- Ejemplos: cruceros adaptados como comunidades flotantes o proyectos como Freedom Ship, la ciudad flotante planeada.
Estaciones científicas en el Ártico o Antártico
- Por qué sobreviven: el aislamiento protege de pandemias y el clima extremo sirve como escudo frente a invasiones. Son autosuficientes con reservas de alimentos y energía.
- Ejemplos: estación McMurdo en la Antártida o Ny-Ålesund en el Ártico, con tecnología avanzada y equipos de supervivencia.
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