El Ranking de Competitividad del Instituto de Competitividad ADEN 2025 expone un panorama mixto para Centroamérica, revelando avances y rezagos en la región.

Mientras algunos países consolidan su posición y avanzan, otros necesitan con urgencia reformas estructurales para evitar quedarse rezagados en un entorno económico global cada vez más exigente.

En la evaluación general, Costa Rica y Panamá emergen como líderes regionales. Se ubican en los puestos tres y cuatro, respectivamente, entre los 18 países evaluados en América Latina, justo por detrás de Chile y Uruguay, quienes encabezan el listado.

Ambos países centroamericanos sobresalen por su estabilidad, calidad institucional y mejoras en áreas clave como educación y expectativas de la población.

Costa Rica ha mantenido una línea ascendente en los últimos años, impulsada por mejoras constantes en infraestructura, educación y tecnología.

Panamá, aunque ha mostrado una leve desaceleración respecto a 2020, se mantiene como uno de los países más competitivos del istmo, destacando especialmente en el aspecto de “expectativas de la población”, donde ocupa el primer lugar regional.

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Desempeño medio y retos estructurales

En un segundo grupo, con un desempeño medio, se ubican El Salvador (12) y Guatemala (14). Ambos países muestran avances limitados y enfrentan obstáculos persistentes en infraestructura, salud pública e institucionalidad.

El Salvador, pese a una ligera mejora desde la pandemia, aún presenta problemas competitivos que limitan su ascenso en el ranking. El informe subraya que el país necesita fortalecer la confianza institucional y mejorar el acceso a la tecnología para avanzar.

Guatemala, por su parte, sigue rezagada debido a desafíos estructurales en seguridad, gobernanza y desarrollo humano.

Aunque ha logrado algunos avances en educación y mercado laboral, el país muestra una baja cohesión en la implementación de políticas que impulsen una agenda de largo plazo en competitividad.

Los más rezagados y el camino por recorrer

Honduras (15) y Nicaragua (16) aparecen en el grupo más rezagado del ranking. Ambos países sufren los efectos combinados de inestabilidad macroeconómica, infraestructura deficiente y baja cobertura de necesidades básicas.

No obstante, el informe destaca que Nicaragua ha mostrado estabilidad en su puntaje “punta a punta” desde 2012, lo que podría interpretarse como un punto de partida para futuras mejoras si se implementan reformas estructurales.

Bolivia, que históricamente compartía las últimas posiciones con Venezuela, ha salido del fondo del ranking gracias a avances recientes que le han permitido integrarse a un grupo de países con competitividad baja, pero en ascenso.

Una de las observaciones clave del informe es que, si bien algunos países de Centroamérica presentan mejoras en rubros específicos, las brechas con los países más competitivos como Chile y Uruguay siguen siendo significativas.

ADEN recomienda políticas sostenidas que prioricen la educación de calidad, la mejora de instituciones públicas y la inversión en infraestructura tecnológica como pilares fundamentales para reducir esas brechas.

El ranking, construido sobre 125 variables agrupadas en diez dimensiones clave como salud, educación, tecnología, institucionalidad y estabilidad macroeconómica, refleja una fotografía integral del desempeño regional frente a los desafíos de un mundo cada vez más competitivo.

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