El Salvador cuenta con varios volcanes activos que representan un riesgo significativo, entre ellos la Caldera de Ilopango y el Volcán de Santa Ana. Estos volcanes tienen una importancia geológica y social crucial para el país. Su actividad volcánica es vigilada de cerca por las autoridades.
La Caldera de Ilopango es una formación volcánica imponente con antecedentes de erupciones violentas y explosivas. Su última actividad relevante ocurrió entre 1879 y 1880, cuando emergió el domo dacítico llamado Islas Quemadas.
Temas Relacionados
Este evento tuvo un Índice de Explosividad Volcánica (IEV) de nivel 3. Debido al peligro latente, la Dirección General de Observación Ambiental (DGOA) mantiene una vigilancia constante sobre Ilopango.
Esto es fundamental para prevenir desastres y proteger a las comunidades cercanas. Además, Ilopango es reconocido por una de las erupciones más grandes en la historia volcánica de la región.
¿Por qué el volcán más peligroso de Centroamérica causa tanta preocupación?
La Caldera de Ilopango tiene un pasado marcado por una de las erupciones volcánicas más grandes registradas en la historia. Se estima que alrededor del año 535 d.C. expulsó aproximadamente 84 kilómetros cúbicos de tefra, alcanzando un Índice de Explosividad Volcánica (IEV) de 6. Este evento tuvo un impacto devastador en la región.
Esta erupción arrasó un área de hasta 100 kilómetros de radio, afectando gravemente a la civilización maya. Además, generó cambios climáticos a nivel global, causando un enfriamiento planetario entre los años 535 y 536. Estudios científicos han confirmado el alcance y la magnitud de este fenómeno.

Según un análisis publicado en Nature Communications por la Universidad de Bristol, la ceniza expulsada pudo haber formado una capa de 15 centímetros.
Hoy, la caldera mide aproximadamente 8 por 11 kilómetros y sigue siendo una prioridad para la vigilancia volcánica en El Salvador. Otros volcanes activos como Santa Ana, Izalco y San Miguel también representan riesgos y son monitoreados constantemente.
Aunque El Salvador no tiene el volcán más peligroso del mundo, su geografía volcánica subraya la importancia de estar siempre preparados para posibles erupciones.