La madre del cantante colombiano Bayron Sánchez Salazar, conocido artísticamente como B-King, narró entre lágrimas cómo vivió los días de angustia tras perder contacto con él y el momento en que confirmó su muerte en México.

B-King tenía 31 años, era originario de Santander y creció en Medellín, Colombia, donde se convirtió en un referente dentro de la escena musical urbana.

Tras varios días desaparecido, su cuerpo lo encontraron el pasado 22 de septiembre junto al de su compañero el DJ Jorge Luis Herrera Lemos, alias DJ Regio Clown, ambos colombianos.

Adrina Salazar, madre de B King y el último contacto con su hijo

Según relató, el último día que tuvo señales de vida de su hijo fue un martes, cuando vio un video de él en un gimnasio.

“Yo lo vi muy feliz y dije: ah, está bien, no le voy a hablar. Es más, no le hablé el martes, le hablé el miércoles a las 11 de la mañana y los mensajes ya no se iban”, contó.

Al notar que no respondía, pensó que quizás estaba sin conexión, pero horas después recibió una llamada que le cambió la vida.

“Como a las seis de la tarde el manager me manda un número para que lo llame y me dice: ‘Bayron no aparece’. Desde ahí mi hijo se desapareció”, relató.

Asimismo, relató que el representante le confesó que no había querido avisarle antes porque esperaba que apareciera, pero al no tener noticias decidió denunciar la desaparición.

“Yo empecé como una loca, desesperada. Me entró algo en el corazón y pensé lo peor. Dije: ‘Mi hijo me lo están torturando, Dios mío, que no me le vayan a hacer nada’”, recordó.

Tres días después de perder contacto con él, viajó a México para unirse a la búsqueda. Allí se comunicó con un colectivo que la citó para el lunes siguiente.

“Nos vimos a las nueve de la mañana y a las diez ya me estaban mostrando fotos en una computadora. Vi el torso y lo reconocí por los tatuajes que tenía en el pecho y en la pierna: una Virgen y el rostro de Jesucristo”, relató con dolor.

Confirmó que el cuerpo de su hijo estaba en un pueblo del Estado de México, dentro de una bolsa. “Yo le pedí a Dios que me lo devolviera, vivo o muerto, pero que me lo devolviera. Y me lo devolvió”, expresó.

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